
Ana de Armas se ha catapultado a la fama por su trabajo en la serie de TV con sólo 20 años, pero sigue sin creerse que es la chica de moda. Hasta que apareció ella, pocas habían conquistado una cámara de forma tan brutal. Ana de Armas acaba de llegar, pero promete quedarse.
Cuando nos cruzamos por primera vez con Ana de Armas, hace cosa de un mes, descubrimos que la joven actriz de la que todo el mundo hablaba tenía los ojos más alucinantes jamás vistos. La segunda vez, confirmamos el dato en otro cruce de miradas y, además, comprobamos que su dulzura no era pose, que ella es así. A la tercera, supongamos que la vencida, charlamos con Ana de Armas antes del concierto de Marlango, al principio con la libreta para no perder detalle y, horas después, entre risas y trozos de empanada junto a Fernando Tielve, compañero de fatigas en El internado y genial conversador con el que casi desfallecemos de risa.
Ana de Armas es el nombre de moda... ¿Qué tal lleva eso de la fama llegada tan de repente?
¡Uf! Está pasando todo muy rápido, ¿no? Y la verdad es que no entiendo por qué. No sé qué he hecho yo para ponerme de moda, ja, ja, ja.
De momento, sorprender con un curriculum más que interesante para tener sólo veinte años...
Tampoco he trabajado tanto... Con 16 comencé a estudiar en la Escuela de Teatro de Cuba, luego rodé La rosa de Francia con Manuel Gutiérrez Aragón, me vine a España con 17 y, después, regresé a La Habana para continuar con mis estudios. Fue entonces cuando rodé Madrigal, con Fernando Pérez. Después trabajé en El edén perdido con Roberto Enríquez.
Y, por fin, El internado...
La verdad es que eso sí fue alucinante. Mi representante en España no hacía más que rogarme que viniera aquí a hacer castings, al final me convenció y a la semana de aterrizar me llamó Luis San Narciso. Nada más verme, mandó que me dieran el guión y conseguí el papel de Carolina.
Lo peor es que tuvo que dejar en Cuba a sus padres y comenzar una nueva vida sola en Madrid...
Sí, y se quedaron súper tristes. Yo ya era bastante independiente allí, pero claro, vivía con mi papá y mi mamá (dice con nostálgico acento cubano). Nada más llegar aquí lo pasé fatal, pero ahora estoy feliz, viendo cada día los frutos de mi trabajo.
Eso refleja mucha madurez para tener veinte años.
Quizá, pero cuando tienes ganas de trabajar por encima de todo, cuando te sacrificas por algo, se te olvida lo demás.
¿Y sus padres saben que tienen una hija a la que en España paran por la calle?
Ja, ja, ja. No creo que se imaginen tanto, y eso que les mando revistas y cintas con la serie. Pero no se hacen a la idea de que la gente me pida autógrafos por la calle. Mi madre viene dentro de poco a visitarme y se va a quedar alucinada, ya verás.
Mucha gente se queda sorprendida al descubrir que Ana de Armas es cubana...
Sí, supongo que llama la atención. Pero también soy un poco española: mis abuelos maternos son de León y yo tengo pasaporte español. Es más, tengo familia allí a la que no conozco y me encantaría hacerlo.
Los compañeros de El internado habrán ayudado a hacer más llevaderos estos meses de soledad.
¡Ni te imaginas! Se han portado (y lo siguen haciendo) como una familia conmigo. No sé si en otras series pasará lo mismo, pero en ésta nos hemos hecho amigos de verdad, y casi siempre estamos juntos. Aunque ahora estoy más acompañada, porque mi hermano y su novia también se han venido aquí a vivir.
La Habana no tiene mucho que ver con Madrid...
Ya, ¿pero sabes una cosa? Me encanta Madrid, su olor, la vida de las calles, las terrazas, el cielo... Es como si fuera la ciudad perfecta para mí. Aunque echo de menos el mar, lo extraño muchísimo. ¡Y La Habana, claro!
Aunque el rodaje de la serie es intenso, ha podido encontrar tiempo para hacer cine.
Sí, durante la pasada temporada logré compaginarla con Canciones de amor en Lolita's Club, de Vicente Aranda, y también he participado en Mentiras y gordas, de David Menkes y Alfonso Albacete.
Y, entre medias, alguna que otra aparición en fiestas y conciertos como el de hoy...
Cuando me apetece el plan no lo dudo, y hoy quería ver a Marlango, que es uno de mis grupos favoritos. Además, he decidido sacarme el carné de conducir, y como la fiesta tenía que ver con coches (Hyundai presentaba el juego El caso de los diez i10), he pensado que igual tenía suerte y conseguía uno, ja, ja, ja.
¿Tiene predilección por alguna actriz, alguien a quien admire?
Qué va, nunca he pensado en ello. Me encanta el cine, películas como La vida de los otros, Olvídate de mí... Pero prefiero no tener mitos y preocuparme por hacer mi trabajo mejor cada día.
¿Y cómo se imagina dentro de diez años?
Espero que trabajando mucho, adoro mi profesión y confío en poder vivir de ella toda la vida.
Hasta ahora no va la cosa mal. Y de admiradores ni hablamos. Dígame un sitio para perderse en Madrid, para poder respirar entre tanto ajetreo.
El templo de Debod. Y me gusta salir con mis amigos, ir a El Negro, en el Costello... O cenar sushi, que me apasiona.
Aquí no han puesto sushi...
Ja, ja, ja. Ya, y tengo un hambre...